Apreciemos hoy la obra del artista turolense José Cabañas, excelente pintor de la difícil técnica de la acuarela.

José Cabañas. «Primavera Casas Bajas II»
Sus cuadros, unas veces, nos ofrecen una temática y una composición llena de imaginación , en otras ocasiones, son simples escenas cotidianas y hermosos paisajes. Sin embargo, en todos ellos hay algo en común que lo inunda todo: una luz penetrante y un color intenso.
Composición, luz y color, van a ser las herramientas mediante las cuales expresa sus sentimientos y sus emociones.

José Cabañas. «Caos gatuno»
Al detenernos más despacio en la obra de este artista, se aprecia la admiración que siente por los pintores del Romanticismo y la exaltación que éstos hacían de los sentimientos, las pasiones y en especial de la naturaleza, que se manifiesta en preciosos paisajes.
Lo importante va a ser el mundo interior del artista, que se verá reflejado en sus cuadros. Hay un interés por todo lo misterioso, y una melancolía que hace que se sienta atraído por las ruinas nostálgicas y los paisajes brumosos.

José Cabañas. «Concud Nevado IX»
Viendo la obra de José Cabañas, y las características que la definen, perfectamente nos podemos imaginar a este artista viajando por la Europa del siglo XIX, pintando al lado de los grandes pintores románticos, asimilando y reflejando en sus propios cuadros lo que admira de estos grandes maestros:
En las montañas de Silesia junto a Friedrich, pintando paisajes melancólicos y cotidianos, llenos de fuerza y expresividad, con contrastes de luces y sombras y unos colores intensos.

José Cabañas. «Camino de Albarracín»
En Inglaterra con Constable, recreando la tranquilidad de la vida campestre.

José Cabañas. «Labores»

José Cabañas. «Villatere I»
En Francia con Delacroix, el gran pintor del Romanticismo, con sus pinceladas sueltas y la gran importancia del color.
Recorriendo las ruinas góticas en Inglaterra al lado de Girtin y Turner y pintando con éste paisajes poéticos y ligeramente melancólicos.

José Cabañas. «Calma chicha»
Pero también siente una atracción por el llamado romanticismo oscuro, que nos ofrece un mundo sombrío y misterioso.
De esta manera, nos podemos imaginar a José Cabañas en pleno siglo XIX, pero no viajando por Europa, sino en un lugar mucho más cercano a nosotros: hospedado en el monasterio cisterciense de Veruela, junto a los hermanos Bécquer, atraídos por lo misterioso y paseando por las faldas del Moncayo.
Pintando junto a Valeriano, mientras Gustavo Adolfo escribe leyendas sobre el día de Todos los Santos y se inspira en ruinas de abadías y castillos, reflejadas a la luz de la luna.
Bibliografía:
Ideas clave de la asignatura: El arte en la edad moderna. Universidad Internacional de la Rioja