Turner en Venecia (2ª parte)

Turner fue al principio un paisajista con estilo romántico: pinta la naturaleza y la fragilidad del hombre ante ella. Pero buscaba algo más y gracias a sus viajes al sur de Europa liberará su fantasía, renunciando a la exactitud de las formas para dar vida al color y así poder expresar sus emociones.

Los cuadros sobre el mar y los efectos de la luz en el agua siempre habían sido importantes para Turner, si a esto añadimos la famosa luz y los encantos de Venecia, era inevitable que se sintiera cautivado por la ciudad; siendo sus imágenes uno de los aspectos más importantes de su trabajo y que marcaron su arte durante los últimos veinte años.

El color lo estudiará a fondo, es el que da vida y belleza y es el que capta la luz de un paisaje que cambia continuamente. Pintará creando una atmósfera o la impresión del lugar, es decir, una visión mental; donde destaca la luz mediterránea que tenía retenida en su memoria de sus viajes a Italia y que le dará un vuelco en su paleta, donde ya no cabe la suavidad precedente, sino que ahora sale su trazo colorista, atmosférico y vibrante, casi abstracto.

Desde sus inicios Turner observó directamente la naturaleza y llenó sus cuadernos con esbozos y apuntes rápidos que después transforma en su estudio, en una actividad privada y experimental, que en el caso de Venecia prácticamente sólo se descubrió al conocer su inmenso legado que se encuentra en la Tate Britain de Londres. Muy poco de este material fue expuesto en vida del pintor y la mayor parte se podría considerar inacabado según los criterios de aquel periodo, lo que nos permite saborear las reacciones privadas entre Turner y sus temas. Se ha llegado a decir que quizás sólo se debería juzgarle por los cuadros que no presentó en las exposiciones.

The Palazzo Balbi on the Grand Canal, Venice

The Rialto, Venice

Por último, debemos añadir que Turner utilizó tanto acuarelas como óleos, pero éstos están en deuda por sus hallazgos en la acuarela, ya que intentó que tuvieran la misma claridad y luminosidad. Las brillantes acuarelas de Turner en Venecia pueden resumir al “último Turner”, ricas en color, evasivas de las formas, uniformes y atmosféricas. Aunque sean estudios, más que obras acabadas, son: gloriosos panoramas sobre grandes extensiones de agua, en cuya periferia tiemblan las torres de la ciudad.

Turner fue reconocido en su época, pero quizás no comprendido, en especial su último período. Ahora apreciamos la obra de Turner y la vemos de otra forma gracias a que conocemos la autonomía del color despues de, por ejemplo, Rothko. Pero habría que esperar un cuarto de siglo para que los impresionistas aprecien sus intuiciones y hallazgos: se estaba formando el arte contemporáneo y resulta realmente curioso ver una acuarela de Turner y compararla con un famoso óleo pintado por Monet, cuarenta años despues:

TURNER. The Sacarlet Sunset (1830-1840). Acuarela. Tate Collection, Londres.

MONET. Impression, soleil levant (1872-1873). Óleo. Museo Marmottan, París.

Bibliografía:

Varallo, Franca (2004). Turner: vida y obras maestras. Doménech, Asunción (2005). La magia del color. Milano. Biblioteca El mundo.

Wilton, Andréu (1995). Venise: aquarelles de Turner. Bibliothèque du image

Warrell, Ian (2005). Turner y Venecia. Exposición Fundación “La Caixa” y la Tate Britain.

 

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